Una de las principales preguntas que nos hacen los ilustradores se refiere a como valorar su propio trabajo. Básicamente lo que buscamos es algún tipo de referencia que nos ayude a encontrar el precio adecuado y lo que nos encontramos es lo siguiente:
Ningún trabajo es del todo igual, especialmente siendo freelance nos encontramos con una diversidad enorme de proyectos y de clientes.
No es lo mismo trabajar una viñeta para un autor independiente que paga de su bolsillo una autopublicación, que hacer una viñeta a una revista de circulación internacional, las diferencias de precios pueden ser enormes.
Para cotizar primero tenemos que estar conscientes de nuestros gastos personales, lo que necesitamos para vivir, lo que necesitamos para salir del mes, lo que establecemos como nuestra cuota personal y que cubre todas esas necesidades que consideremos básicas de cada semana. Teniendo esto como base y referencia siempre.
En cada proyecto que coticemos, empecemos por considerar el esfuerzo que nos supondrá hacer el proyecto: gastos del trabajo, tiempos de investigación, tiempos de bocetaje, tiempos de discusión, tiempos de coloreado, formatos que se nos piden etc.
Después hay que tomar en cuenta los alcances de la imagen, si tendrá esta exposición local, nacional, internacional…, si será publicada solo en ciertos impresos, en diversos impresos, en espectaculares, si tendrá exposición en TV, en internet, en cine… Si se publicara una sola edición, 2 ediciones o más…
Hay que preguntar sin reservas, toda esta información hace que nuestra cotización sea más elevada o más económica.
También hay que estudiar al cliente, que tipo de cliente es, si es una ONG, un cliente independiente que invierte de sus modestos ahorros, que si es una gran compañía editora o una editorial independiente o si es una agencia de publicidad o una casa productora o es el diseñador gráfico que cotizó mal y te pide ayuda para sacar el trabajo… las posibilidades son infinitas y tus cotizaciones deben ser tan flexibles como esas posibilidades.
Eventualmente y con la experiencia cada ilustrador tendrá la habilidad de calcular y construir su tarifa personal con la cual no solamente cubrirá sus necesidades básicas, sino que tambien sabrá calcular su ganancia con la confianza que su experiencia le brinde.
Una de las cosas que consideramos se esta perdiendo, es la posibilidad de negociar, en México tenemos el problema de que los usuarios de ilustración eligen de acuerdo al precio pero no a la calidad de la imagen, es evidente que hay una crisis editorial (donde hasta los mismos escritores hablan de esta inquietante falta de cuidado que los nuevos editores tienen con respecto a las publicaciones de hoy en día), en el campo de la publicidad el problema es similar, directores de arte que son diseñadores gráficos preparados para ser diseñadores pero no directores de arte, gente que avanza a ciertas posiciones por cierta antigüedad o confianza pero no precisamente por una preparación especializada al puesto que ocupan, todo eso nos afecta, pues el cliente no siempre sabe o está dispuesto a negociar cara a cara, lo cual nos habla de que no siempre buscan al ilustrador por aprecio a su obra sino por su disponibilidad a las condiciones que ellos imponen, "si quieres trabajar, aceptas el precio y las condiciones, si no, llamamos a otro"…
¿Que se puede hacer?… En el grado en que des a respetar tu trabajo y logres negociar, mejor para ti como ilustrador, sin un cliente te toma la medida eventualmente te pedirá "precio de amigos" y vendrán pequeños chantajes como "si haces esta chamba a menor precio, nos desquitamos en la siguiente…" etc.
Evidentemente no es un camino fácil y difícilmente lo será en corto plazo, la mayor parte de las empresas se están rigiendo bajo un sistema donde la meta es ganar dinero a toda costa, eso genera muchos problemas de ética y la ética desgraciadamente no tiene ley que la regule en todo su espectro e inevitablemente nos encontraremos con estas situaciones en más de una ocasión.
El ilustrador a nivel individual es el único que hablará por su trabajo y por el valor de este.
Busca el valor de tu trabajo, de tu esfuerzo y defiéndelo con confianza, colocando sobre la mesa de negociación todo aquello que tu cliente te pide y haciéndole ver que estas consciente de todo lo que implica, es tu negocio, cuídalo, sé firme al establecer tu derecho a cobrar lo que mereces.
Para mayor información sobre negociaciones te recomiendo:
Business and Legal Forms for Illustrators (English Edition)
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